El hipotiroidismo es una disfunción de la glándula tiroides, situada en la parte frontal del cuello, que impide que ésta fabrique niveles normales de hormonas tiroideas (T3 y T4). Las hormonas tiroideas regulan el ritmo de múltiples funciones del organismo, como por ejemplo el uso de la energía por parte de nuestro cuerpo o el mantenimiento de la temperatura corporal y ayuda a que órganos como el cerebro, el corazón y la musculatura entre otros, funcionen correctamente.
Existen múltiples causas que pueden generar hipotiroidismo, pero las más frecuentes son:
Los síntomas suelen ser bastante inespecíficos:
Si no se trata la enfermedad, pueden aparecer síntomas graves como inflamación de cara, manos y pies (mixedema), piel engrosada y seca, menstruación alterada, problemas de fertilidad, atrofia muscular, etc.
El hipotiroidismo no tratado en el adulto puede causar complicaciones muy graves e incluso fatales. La inflamación de la piel (mixedema) o la ralentización del ritmo cardiaco pueden conllevar un coma. Otras consecuencias como el aumento de la presión arterial y del nivel de colesterol, aumentan el riesgo de enfermedades cardíacas. El hipotiroidismo congénito en el recién nacido (hoy en día se realiza una prueba al nacer) de no ser tratado, produce retardo en el crecimiento y déficit intelectual. Las consecuencias en el feto del hipotiroidismo no tratado en madres gestantes, no están tan claras. Sin embargo, sí aumenta el riesgo de parto prematuro, aborto, preclamsia y desprendimiento de la placenta.
En principio no, a menos que la causa sea una tiroiditis viral o provocada por el embarazo. Sin embargo existe tratamiento, siendo éste diario y de por vida. Los fármacos más utilizados son por vía oral y son sustitutos de la hormona T4, que la tiroides fabrica deficitariamente. Es posible que la dosificación se tenga que ir ajustando a lo largo del tiempo, controlando con analíticas su adecuación a las necesidades del organismo. En ciertos casos aislados puede ser beneficioso añadir hormona T3 al tratamiento.
El hipotiroidismo es más común en mujeres y en la población mayor de 60 años. Algunas mujeres lo pueden desarrollar tras dar a luz. Si tras el parto en la paciente persisten síntomas de depresión o melancolía durante más de 6 meses, se deberá consultar con el médico.
Si cree tener síntomas debe acudir a su médico de cabecera/pediatra. Éste le realizará un examen físico (tiroides, piel, reflejos y ritmo cardiaco) y se interesará por su historia médica y la de sus parientes cosanguíneos. Además le prescribirá un análisis de sangre para conocer los niveles de TSH (medida más utilizada: niveles elevados indican hipotiroidismo), T4 libre y otros parámetros (T3, TSI, anticuerpos antitiroideos). En caso necesario solicitará asimismo una prueba de imagen (ecografía, tomografía, gammagrafía,…) que le ayude a determinar la causa de la enfermedad. Es posible que finalmente su médico le derive a un endocrino.
En caso de padecer hipotiroidismo y según la causa, será conveniente que sus parientes cercanos se realicen también las pruebas diagnósticas. Siempre que acuda a un nuevo médico deberá informarle sobre su hipotiroidismo.
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